Esperando a Stefan

Me limité a sonreír y a encauzar de nuevo el tema.
-Te toca responder a tu propia pregunta.

-Esperaba oírtelo decir por obvio que fuese.-respondí.

Permanecí callado, mirando al frente. No tenía nada qué decir, al fin y al cabo.

-Déspota, bohemio, libertino, dandy, descarado, egoísta, misántropo, pragmático, amante de las artes y los artistas... La lista es larga.-respondí sin tener que pensármelo mucho.

Sonreí y le miré.
-Creo que te toca.-dije.

-Ah, asi que me detestas por eso eres algo reservado.-especulé.

Alce una ceja.
-Estamos solos en tu cuarto, en la cama y en igualdad de condiciones.-comenté.-No me vengas con excusas.
Me aparté el pelo con elegancia y jugueteé con la cadena que llevaba al cuello.

-Lo imaginaba.-respondí.

-No. Solo me limitaba a poner en duda tu opinión sobre las circunstancias idoneas.

-Me basta con saber que me gusta la otra persona y que yo le gusto a ella.-respondí con sinceridad.-Lo demás no es importante.

Me acerqué a la puerta del baño, apoyando la espalda en la puerta, y me crucé de brazos.
-Supongo que sí.-contesté.
Me giré hacia el interior del cuarto de baño sin separar mi cuerpo de la madera.
-Hasta luego, James.-me despedí con una pequeña sonrisilla de satisfacción por las vistas.