Estaba algo cansado. Había sido una noche muy larga y desconcertante, aunque a mí en aquellos momentos eso era lo que menos me importaba. Revolví entre mis pertenencias y saqué una foto algo vieja y deteriorada aún así, seguía siendo bonita, excepto por las sonrisas malvadas dibujas en los rostros de los dos niños. Volví a guardarla y me desnudé. Inmediatamente después me metí en la cama, observando el techo.