Vistas al mar

No fue difícil encontrarlo. No había muchos sitios donde pudiese ocultarse.
-Eres muy molesto.-le informé apareciendo de pie, a su lado, con los brazos cruzados.-No me hace gracia que me beses y luego huyas. Se está convirtiendo en una costumbre bastante desagradable.

-Oh, disculpa mi pequeño error.-repliqué.

-Muy agudo, estás hecho un lince.-me burlé de su afirmación.-Tengo todo el tiemp del mundo, perder unos minutos no es ninguna tragedia.

Mis labios se convirtieron en una fina línea recta. Me acuclillé a su lado, mirando al cielo.

-No.-contesté bajando la vista hacia él.

-Porque cuando ves algo durante mucho tiempo al final deja de gustarte -contesté.-y yo me canso bastante rápido de la mayoría de las cosas.

Entrecerré los ojos.
-No, aún no-respondí pensativo.-, pero todo llegará.

-Nada es eterno.-comenté con una media sonrisa.
Me puse en pie y, tras hacer un gesto de despedida con la mano, me alejé de allí.