Contemplé la fachada de la mansión con poco interés. No estaba seguro de que esto fuese a funcionar. Me consideraba la persona más antisocial del mundo y ahora estaba ahí, buscando relacionarme con mis congéneres. Dejé esos pensamientos tan negativos a un lado y caminé hasta la puerta con lentitud. Me tomé mi tiempo antes de llamar, planteándome si hacía lo correcto.
"Siempre podré marcharme si no es así." pensé.
Me obligué a sonreír y llamé.